"¿México debe ser un estado laico?"

En el siglo XXI, las relaciones entre el Estado y la Iglesia siguen siendo complejas. Dicha complejidad me ha inquietado; por ello, decidí ocuparme de este tema, ya que la religión continua siendo imprescindible en la vida de cada persona, pues además de regularse la conducta de los ciudadanos por las diferentes normas jurídicas que posee cada Estado, también están presentes las reglas morales, sociales y religiosas. Así, el objetivo de la religión (cual sea), es que cada creyente se conduzca hacia lo mejor en cuanto a su conducta interior y exterior se refiere; mientras que el Estado norma todas las conductas externas de cada persona hacia la prosecución del bien público temporal. Por lo antes planteado, se presentan las interrogantes: ¿Cuál es el modelo de relación entre el gobierno civil y las iglesias en México? ¿Qué ocurre con las distintas confesiones que existen en el Estado mexicano? ¿Es ineludible que las asociaciones religiosas estén sometidas al poder del Estado? ¿Es necesario que la Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos, en su artículo 40, contenga el vocablo “laica” para calificar a la República? Para intentar responder dichas interrogantes, se realizó una investigación documental. De esta forma, para poder entender la actual situación imperante de las relaciones entre las iglesias y el Estado mexicano, se consultó bibliografía de la Historia de México y de la Historia del Derecho mexicano, ya que resultó obligatorio transportarse a las diferentes épocas históricas para esclarecer el modelo de relación entre el poder público y las corporaciones religiosas. Por consiguiente, el presente trabajo se centra en una aproximación histórica-jurídica de las etapas que pueden distinguirse al abordar el modelo de Estado mexicano